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Cuando me curo no soy el Ășnico que se cura

  • Foto del escritor: Living Miracles
    Living Miracles
  • 1 ago 2024
  • 10 Min. de lectura

Actualizado: 5 ago 2024


Una mujer de espaldas en un bosque, con los brazos levantados hacia el cielo, bajo una luz brillante que se filtra a través de los årboles. Lleva un vestido blanco y largo de estilo bohemio. El ambiente es mågico y etéreo, con destellos de luz creando un efecto de ensueño alrededor de ella.

Por Marina Colombo


ÂĄHola! Estoy muy emocionada porque hoy siento en mi corazĂłn el deseo de compartir contigo los milagros que JesĂșs me regalĂł en la Ășltima parada del tour «Un viaje sin distancia», una aventura de sanaciĂłn muy profunda que finalizĂł en Argentina con un regalo que jamĂĄs habrĂ­a podido imaginar y en la que sentĂ­ que JesĂșs me llevĂł a los confines mĂĄs remotos de mi mente para que pudiera experimentar el Amor de Dios dentro de mi corazĂłn.


Durante la semana que pasĂ© en Buenos Aires sentĂ­ que mi visiĂłn se transformĂł. JesĂșs cambiĂł mi percepciĂłn y me mostrĂł que cuando me curo no soy el Ășnico que se cura.


Y quiero compartirte los milagros que experimenté con la intención de recordar que al seguir Su guía podemos confiar que todos los aspectos de nuestra vida estån siendo cuidados por Su Amor.


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Este hermoso viaje inició con una poderosa señal del Espíritu.


Un cartel publicitario de RE/MAX junto a una carretera. En el cartel se lee "CADA VEZ MÁS ❀" junto con el logo de RE/MAX y la direcciĂłn web "remax.com.ar". En la carretera, se ve un automĂłvil Jeep, y parte de otro vehĂ­culo a la derecha. Al fondo, hay edificios y una vegetaciĂłn que rodea la carretera, con un cielo parcialmente nublado.

Este cartel fue una de las primeras cosas que vi al salir del aeropuerto de Buenos Aires. En cuanto lo vi, sentí que algo milagroso estaba ocurriendo. No sabía qué se iba a presentar, pero intuía que iba a recibir mucho amor.


A diferencia de las otras ciudades que visité, en Buenos Aires no tenía programados encuentros ni eventos. Antes del viaje, un hombre me contactó y me ofreció cubrir los costos de los tiquetes a Argentina. Me dijo que era completamente libre de hacer lo que quisiera con mi tiempo, que todo dependía de lo que el Espíritu tuviera planeado para mí.


Recuerdo que me sorprendió muchísimo su ofrecimiento y sentí que el Espíritu lo estaba usando para mostrarme que había llegado el momento de ir a Argentina, después de varios años sin visitar el país donde vive mi familia.


ContactĂ© a varias personas con la intenciĂłn de explorar la idea de organizar encuentros, pero nada se concretĂł, asĂ­ que simplemente decidĂ­ dejarme llevar y esperar con paciencia a que JesĂșs me mostrara Su plan. 


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Mis padres me recibieron con mucho amor. Me recogieron en el aeropuerto, nos abrazamos y me llevaron a su casa, donde tuvimos una hermosa cena en la que también estuvo mi hermana. Me consintieron con símbolos de amor, como las empanaditas salteñas que ellos saben que disfruto.


Cuando terminamos de cenar, mi padre se acercĂł a mi hermana y a mĂ­. Nos dijo que tenĂ­a que darnos una noticia: dos dĂ­as atrĂĄs, le habĂ­an diagnosticado cĂĄncer en un ojo.


Para el juicio del ego, la situaciĂłn podrĂ­a verse como una «desgracia». Sin embargo, en ese instante yo solo pude sentir una enorme gratitud. SentĂ­ a JesĂșs en mi corazĂłn y le agradecĂ­ por la perfecciĂłn de Su plan. SabĂ­a que no era casualidad que yo estuviese allĂ­, justo dos dĂ­as despuĂ©s del diagnĂłstico.


Mi padre también nos contó que al día siguiente debía realizarse unos anålisis médicos para confirmar el estado del cåncer y que existía la posibilidad de «perder» un ojo. Nos dijo que lamentaba darnos esa noticia y que creía que era víctima de «la mala suerte».


Apenas dijo esto, de mi boca salió: «Quizås no sea mala suerte». Y luego, él me preguntó: «¿Y entonces qué es?».


En ese instante mi mente se quedó en blanco. Llegó un silencio muy profundo y pude sentir mucho amor en mi corazón, me sentí muy conectada a mi padre. Solo pude decirle que lo amaba. Y él me sonrió. No fueron necesarias mås palabras. El amor derritió la tensión. 


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Al día siguiente, mi padre acudió a la cita para realizarse los exåmenes médicos. Aunque no fui con él físicamente, lo acompañé en mi mente. Mientras él estaba en la clínica, sentí una fuerza muy poderosa que me llevó a meditar y adentrarme profundamente en mi corazón. 

 

Estuve una hora con mi padre en mi mente, sintiendo todo el amor y la fortaleza de Dios dentro de mi corazón. Oré sintiéndome conectada con él, haciéndole saber que es amado, que no estaba solo, que Dios y yo eståbamos con él.



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La noche siguiente recibí otro regalo maravilloso. Mientras cenåbamos con toda la familia sentí contarles que los momentos mås difíciles de mi vida fueron los que me llevaron a caer de rodillas y reconocer que necesitaba ayuda. 


Les dije que en uno de los momentos mås oscuros, cuando sentía que ya no podía mås, le oré a Dios con todo el corazón y le pedí que, sí existía, me mostrara que estaba conmigo. Les dije que después de eso sentí una fuerza mås grande que la mía y, que esa fuerza, que era la fuerza de la luz de Dios, me sacó de la oscuridad. Encontrar esa presencia en mi interior ha sido el regalo mås grande de mi vida. 


Y luego mi padre dijo: «Sí, tienes razón». Esa simple respuesta me sorprendió. Era la primera vez que mi padre y yo teníamos una conversación en la que sentí que nos uníamos en la Verdad. 


Antes de eso, sentĂ­a que Ă©l jamĂĄs habĂ­a podido escuchar absolutamente nada de lo que yo decĂ­a en relaciĂłn con Dios, JesĂșs o mi camino espiritual, y ahora mi padre me decĂ­a que estaba de acuerdo conmigo, que se sentĂ­a feliz por el camino que yo habĂ­a tomado y que estaba agradecido por mi presencia allĂ­ durante esa semana. 


En mi mente le agradecĂ­ a JesĂșs por este regalo porque me di cuenta que habĂ­a respondido a la oraciĂłn que le hice cinco años atrĂĄs, cuando le entreguĂ© a mi familia para irme a vivir a la comunidad de Living Miracles en MĂ©xico, que para mĂ­ es un sĂ­mbolo de devociĂłn a Dios. SentĂ­ que JesĂșs me estaba devolviendo a mi familia completamente transformada. Me estaba mostrando que mi percepciĂłn estaba sanando.


Marina y familia sentadas alrededor de una mesa en un restaurante. La mesa estĂĄ preparada con platos, vasos y cubiertos para la cena. En el fondo se observan decoraciones de pared que incluyen carteles y fotografĂ­as enmarcadas

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En los días siguientes también tuve la oportunidad de sentirme muy conectada con mi madre. Ella hace parte de un grupo de estudios de Un curso de milagros y me invitó a participar con una charla en una de las sesiones con su grupo.


La sesiĂłn girĂł en torno a la verdadera empatĂ­a. CompartĂ­ algunas experiencias sobre lo que significa unirnos en la verdad y negarnos a entender el sufrimiento, y como reflejo, sentĂ­ que vino mucho amor hacĂ­a mĂ­. Algunos de los asistentes lloraron y me dijeron que pudieron sentir que algo se estaba liberando dentro de ellos. Una mujer compartiĂł que estaba atravesando una situaciĂłn con su madre y que la sesiĂłn le ayudĂł a ver las cosas de otra manera.


Mi madre estaba muy feliz. No paraba de decirme que el encuentro habĂ­a sido milagroso para ella, que no podĂ­a creer todo el amor que habĂ­a experimentado. Y yo me sentĂ­ muy agradecida con ella y con este camino. Esa noche me fui a dormir con la sensaciĂłn de estar flotando en el Amor de Dios.


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Esa sensación permaneció conmigo al día siguiente, cuando me encontré con el hombre que se ofreció a cubrir los costos de los tiquetes para viajar a Buenos Aires. Fuimos a almorzar con su madre y su hermana, quien inicialmente nos dijo que no podía acompañarnos, pero algo ocurrió y logró llegar a la cita.


Fue perfecto porque ella nos contó que se estå empezando a abrir al camino espiritual y yo me sentí inspirada a compartir algunas anécdotas de lo que ha sido mi propio camino. 


Al final del almuerzo ella nos dijo que se sentĂ­a dichosa. Me empezĂł a seguir en las redes sociales y me enviĂł un mensaje en el que me dijo que en nuestra conversaciĂłn habĂ­a encontrado paz y muchas respuestas. Y yo solo pude decir: «Gracias JesĂșs, esto estĂĄ siendo muy milagroso».


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Luego tuve la oportunidad de participar en un encuentro que organizĂł en menos de una semana con una amiga del señor que con tanto amor habĂ­a comprado el tiquete para ir a Argentina. Para llegar al lugar del evento tuvimos que atravesar en auto todo Buenos Aires. Ese recorrido se sintiĂł para mĂ­ como un tour por toda la ciudad al que JesĂșs me invitĂł para que pudiera ver desde otro lugar las imĂĄgenes del pasado. De nuevo, me estaba llevando a todos los rincones de mi mente.


El encuentro se sintió hermoso. Nos unimos para hablar del perdón y de lo que significa practicarlo. 


AdemĂĄs, sentĂ­ que al final vino mucho amor hacia mĂ­, en forma de donaciones. Primero, un hombre se sintiĂł inspirado a donarme una suma considerable, luego otro aportĂł la misma suma y eso motivĂł a mĂĄs personas. En mi corazĂłn sentĂ­ que este era un sĂ­mbolo del Amor de Dios y que de esta manera Él me decĂ­a: «Te amo. Gracias por todo lo que has dado».


Marina y 4 friends. De izquierda a derecha, la primera mujer lleva una chaqueta azul y una bufanda de colores. La segunda mujer tiene el cabello corto y rubio, lleva una chaqueta negra y una bufanda. La tercera mujer, en el centro, tiene el cabello oscuro y lleva un suĂ©ter de colores beige y gris. La cuarta mujer tiene el cabello rizado y lleva una chaqueta blanca sobre una camiseta gris. La Ășltima mujer a la derecha lleva una chaqueta gris con un patrĂłn y una bufanda a juego. Todas estĂĄn sonriendo y paradas en un interior con una cortina roja de fondo.

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Ese mismo dĂ­a, en la noche, tuvimos un hermoso asado, uno de los planes favoritos de mi padre. Se sintiĂł como una gran celebraciĂłn.


Mi madre y mi hermana me dijeron que sentían que mi visita les había traído mucho amor. Y en mi mente solo podía pensar: «Pero si fueron ustedes los que me dieron todo».


Luego mi padre se me acercó y me dijo que se sentía muy agradecido por el tiempo que pase con ellos, que nuestras conversaciones le habían dado mucha paz y que se sentían como un regalo para él. 


Sus palabras, que fueron para mĂ­ un reflejo del amor, me sirvieron para reconocer lo importante que es sostener el propĂłsito en la mente. El EspĂ­ritu puede reinterpretar todas las situaciones cuando recordamos que el Ășnico propĂłsito es sanar la mente y recordar a Dios en nuestro interior.  


Siento que realmente vi la perfección y la bendición de todo. Esta situación estaba llevando a mi padre a buscar a Dios en su interior y a una conexión mås profunda y sincera con mi mamå, mi hermana y conmigo. Al reconocer que no puedo juzgar nada, pude ver la situación de «enfermedad» de mi padre como un llamado a dejar ir las defensas al amor, abrirnos a la intimidad y la conexión. Bajo esa perspectiva todo tiene sentido.


ÂĄGracias JesĂșs por permitirme dar el regalo de la paz, del amor y de la verdadera empatĂ­a! ÂĄGracias por mostrarme que cuando me curo no soy la Ășnica que se cura! 


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«Y segĂșn te dejas curar, te das cuenta de que junto contigo se curan todos los que te rodean, los que te vienen a la mente, aquellos que estĂĄn en contacto contigo y los que parecen no estarlo. Tal vez no los reconozcas a todos ni comprendas cuĂĄn grande es la ofrenda que le haces al mundo cuando permites que la curaciĂłn venga a ti. MĂĄs no te curas solo. Legiones y legiones de hermanos recibirĂĄn el regalo que tĂș recibes cuando te curas».

UCDM, E-137.10


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Y los milagros experimentados relacionados a esta situación no terminaron cuando me fui de Argentina. Al regresar a México mis padres me llamaron para contarme que la noche anterior, antes de irse a dormir, por primera vez en sus vidas se habían unido para orar.


Fue una hermosa sorpresa. Sentí tanto amor en mi corazón al saber que, no solamente mi padre había empezado a orar, sino que también, se estaba uniendo a mi madre en este propósito. Le estaban orando a Dios y a María. 


Ademås, me contaron que mi padre estaba sintiendo mucha fortaleza entre todas sus visitas a los médicos, quienes finalmente habían llegado a la conclusión de que era necesario hacer una cirugía para extraer un ojo. 


En un momento mi padre se lamentó ante la idea de que, si la enfermedad se hubiese descubierto antes, quizås habría podido «salvar» el ojo. Ahí le dije que absolutamente nada habría podido suceder de manera diferente y que era mejor poner atención en reconocer que todo se había organizado de forma milagrosa, para que yo pudiera estar a su lado justo la semana en la que necesitaba tomar decisiones, para que pudiera estar en paz y en oración. Con esas palabras traté de decirle que la paz estaba en reconocer el milagro, y no mirar atrås.


Mi padre aceptó el mensaje y reconoció que enfocarse en lo que pudo haber sido diferente, no le iba a dar felicidad. Y en ese momento nos unimos nuevamente en el reconocimiento de la Verdad. 

 

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Una semana después mi padre entró a cirugía. Horas antes de la operación nos comunicamos por videollamada y fue hermoso verlo con tanta paz. 


Me sentĂ­ muy agradecida por esta percepciĂłn, sin embargo, un pensamiento llegĂł a mi mente: la idea de que si mi padre pudiera abrir su corazĂłn y expresar la carga de su dolor, quizĂĄs se podrĂ­a dar una sanaciĂłn fĂ­sica que podrĂ­a evitar la operaciĂłn. Ese pensamiento me llevĂł a la oraciĂłn. Me di cuenta de que habĂ­a una falta de aceptaciĂłn y que algo necesitaba ser sanado en mi mente.


La respuesta a esa oración llegó un par de días después, durante una sesión con David Hoffmeister, en la que yo traduje la respuesta que él le dio a una mujer que le escribió porque no sabía cómo afrontar la enfermedad de su padre.


SentĂ­ que la respuesta estaba dirigida a mĂ­. Mientras escuchaba a David y traducĂ­a su respuesta, sentĂ­ que JesĂșs me estaba diciendo que la sanaciĂłn debe ocurrir en la mente de quien percibe, es decir, que yo era quien necesitaba limpiar el filtro con el que estaba percibiendo y darme cuenta de que todo es perfecto tal y cĂłmo es.


También me ayudó a reconocer que es mi responsabilidad liberar la culpa en mi mente, ¥Siempre es mi lección! y en toda circunstancia, negarme a comprender el sufrimiento, tal como lo hace el Espíritu, quien siempre pasa por alto el error.  


Me di cuenta que JesĂșs me estĂĄ llamando a llevar todas las percepciones de regreso a mi mente, y darme cuenta que en todo momento soy yo quien necesita liberar el ego para aceptar que soy el soñador del sueño. Cuando esto ocurre solo es posible sentir amor, porque ya no se usan los ojos del cuerpo para ver, sĂłlo el corazĂłn.


Fue una experiencia de reconocimiento y amor muy profunda. Un llamado a ver mĂĄs allĂĄ del cuerpo y a perdonar creencias falsas para dar el regalo de la visiĂłn de Cristo. ÂĄCuanto amor se experimenta cuando vemos todo desde Su interpretaciĂłn!


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«Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo. La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó». UCDM, E-207


«La paz de Dios refulge en mí ahora. Permaneceré muy quedo y dejaré que la tierra se aquiete junto conmigo. Y en esa quietud hallaremos la paz de Dios. Está dentro de mi corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó». UCDM, E-208


«Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora. El Amor de Dios es lo que me creó. El Amor de Dios es todo lo que Soy. El Amor de Dios proclamó que yo soy Su Hijo. El Amor de Dios dentro de mí es mi liberación. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó». UCDM, E-209


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¡Bendiciones de amor! 💛

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