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Las enseñanzas místicas de Jesús

Explorando la profundidad espiritual de las palabras de Jesús

Los tesoros del corazón

Las enseñanzas místicas de Jesús nos dirigen hacia el interior, a la verdad. Nos invitan a abrir el corazón a la realidad mística de nuestra unidad con Dios. Jesús enseñó que tenemos el mismo poder que él descubrió para perdonar al mundo y recordar la realidad; y que a medida que aprendemos a perdonar y extendemos este regalo de inocencia a nuestros hermanos, nos damos a nosotros mismos ese mismo regalo que Jesús nos dio.

En la cámara de tu corazón

En la cámara de tu corazón

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«Las palabras de Jesús en la Biblia son un poderoso recordatorio de la verdad divina que yace en todos nosotros. No son sólo palabras, sino herramientas para la transformación espiritual».

 

David Hoffmeister

Revelando el significado íntimo de las palabras de Jesús

Tómate tu tiempo para reflexionar sobre las enseñanzas místicas de Jesús y explorar sus significados más profundos, ya que esto puede ayudarte a profundizar en tu propio camino espiritual y a encontrar las respuestas que buscas. Al desvelar la sabiduría oculta de las enseñanzas de Jesús, podrás comprender mejor la verdad divina que yace en todos nosotros.

El Reino de los Cielos

El Reino de los Cielos

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«Y cuando los fariseos le preguntaron acerca de cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió diciendo: —El reino de Dios no vendrá con advertencia. No dirán: “¡Miren, aquí está!” o “¡Allí está!”. Porque he aquí, el reino de Dios dentro de vosotros está». (Lucas 17:20-21)

Jesús sabía que el Reino de los Cielos no era un lugar separado que aparecería aquí o allá, sino que estaba dentro, como un Estado Mental que estaba libremente disponible para todos.

«Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca». (Mateo 4:17)

La palabra «arrepentirse» significa simplemente cambiar de parecer. Jesús nos pide que abandonemos nuestras viejas ideas de que el Cielo está muy lejos. No es un lugar lejano en las nubes, ni un lugar al que iremos algún día en el futuro. Más bien dice que está cerca.

«Y cuando los fariseos le preguntaron acerca de cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió diciendo: —El reino de Dios no vendrá con advertencia. No dirán: “¡Miren, aquí está!” o “¡Allí está!”. Porque he aquí, el reino de Dios dentro de vosotros está». (Lucas 17:20-21)

Jesús sabía que el Reino de los Cielos no era un lugar separado que aparecería aquí o allá, sino que estaba dentro, como un Estado Mental que estaba libremente disponible para todos.

«Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca». (Mateo 4:17)

La palabra «arrepentirse» significa simplemente cambiar de parecer. Jesús nos pide que abandonemos nuestras viejas ideas de que el Cielo está muy lejos. No es un lugar lejano en las nubes, ni un lugar al que iremos algún día en el futuro. Más bien dice que está cerca.

Libera a tu mente del juicio

Jesús también nos habló de la «viga» (como una viga o un tronco) en nuestro ojo que bloquea nuestra visión y distorsiona nuestra visión de los demás. Nos preguntó por qué nos centramos tanto en los obstáculos de los demás, en lugar de centrarnos en los nuestros: 

«¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: “Déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano». (Mateo 7:3-6)​​

El perdón es fundamentalDavid Hoffmeister
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Al principio de ese mismo versículo, Jesús dice:

«No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá». (Mateo 7:1-2)

Cuando juzgamos a los demás, inevitablemente nos sentimos culpables porque no hemos quitado la «viga» de nuestro propio ojo. Por lo tanto, en cierto nivel, sabemos que nuestro juicio no puede ser correcto. Jesús enseñó que primero debemos quitar la viga de nuestro propio ojo, y sólo entonces podremos ser verdaderamente útiles a nuestro hermano. Claramente no estaba enseñando que debamos juzgar a los demás; al contrario, enseñó que debemos perdonar, una y otra y otra vez...

No juzgues

No juzgues

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