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La oración es el vehículo de los milagros

Actualizado: 28 abr


Marina y participante

Por Marina Colombo


Hay una oración que siempre está en mi corazón, es un deseo profundo por experimentar y extender la paz y el amor de Dios. A ella vuelvo una y otra vez, sobre todo cuando siento que mi corazón se contrae. 



Santa Maria

 Y esta oración estuvo muy presente durante la última semana de mi viaje a Colombia, en la primera parada del tour «Un Viaje sin distancia», en el que sentí con mucha fuerza la presencia de la madre María. Ella me ha hecho saber que estaba conmigo en cada paso del camino y me recordó constantemente que mi única responsabilidad es aceptar la corrección en mi mente para experimentar la paz y el amor de Dios dentro de mi corazón.


Al inicio de esa semana, cuando me alistaba para días de muchas actividades, con charlas, un retiro y encuentros repletos de milagros, vi la película «Llena eres de Gracia» y hubo una escena que tocó profundamente mi corazón.


La escena tiene lugar 10 años después de la resurrección de Jesús, y en ella Pedro le cuenta a María que se está sintiendo presionado, ya que sus seguidores le están pidiendo que tome decisiones acerca de la dirección de la Iglesia y él se siente responsable. Pedro siente que tiene que liderar o que tiene que saber todas las respuestas a las preguntas que se le plantean. Y María, con mucha dulzura le recuerda la Verdad: 


∼♥∼

«Tú no eres quien lidera, solo eres un seguidor. Él va delante de ti. Enfócate solo en orar, escuchar y seguir. Y confía».

∼♥∼


En ese momento no lo sabía, pero con este mensaje el Espíritu me estaba preparando para lo que vendría, ya que a lo largo de la semana percibí situaciones en las que me sentí responsable, y en las que elegí ir hacia la oración, pese a la tentación del ego de intentar encontrar soluciones en la forma.


En estas situaciones tuve la oportunidad de elegir la Verdad y me sirvieron para reforzar una idea poderosa: la oración es el vehículo de los milagros.


∼♥∼


Primera lección: Un milagro es una corrección en la percepción  


La primera lección me llegó en «Un encuentro con Jesús», una reunión íntima en la que nos sumergimos en sus enseñanzas a través de meditaciones y lecturas del libro Jesús: un evangelio de amor. 


Hubo un momento en el encuentro en el que percibí a dos personas expresando su opinión, tratando de convencer al otro que su punto de vista era el correcto. Sentí mucha tensión ante esta percepción. Observé pensamientos del ego que juzgaban la situación: «Esto está saliendo mal, debes corregirlos». 


Para el ego lo correcto y lo apropiado es señalarles a otros sus errores y tratar de «corregirlos». Pero Jesús nos recuerda que reaccionar ante cualquier error, por muy leve que sea, significa que no se está escuchando al Espíritu Santo porque Él simplemente pasa por alto todos los errores, y si tú les das importancia, es que no lo estás oyendo a Él.  Y en ese momento sentí a Jesús en mi corazón, diciéndome:


∼♥∼

«No corrijas a tu hermano, la corrección está en tu mente. El Espíritu es el único que puede realmente corregir. Ve a la oración».

∼♥∼


Decidí escuchar la Voz del Espíritu, fui a la oración y pedí un cambio en mi percepción. El milagro llegó enseguida. Uno de los dos asistentes al encuentro empezó a hablar sobre la importancia del diálogo y todos nos unimos alrededor de esa idea. Después fuimos testigos de un momento hermoso: todos en el encuentro terminaron abrazados en un gesto de reconciliación y amor.


Sentí que mi oración había sido contestada. Estaba presenciado el milagro de unirnos en ideas que son verdaderas y ahí pude ver con claridad que a través de la oración se recibe amor y a través del milagro se expresa el amor.


Además, la situación abrió la puerta para que yo pudiera observar y dejar ir la creencia de que soy responsable por la experiencia de los demás. Como la madre María le recordó a Pedro: «Ve al silencio en tu mente, ve a la oración. Allí recibirás Su respuesta».


∼♥∼

«Tú eres únicamente responsable de tu estado mental. La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo».

∼♥∼



Marina y participantes

∼♥∼


Segunda lección: Canta como tú cantas cuando yo te lo indique


La segunda lección la recibí en «Un día para perdonar», un retiro en el que sentí que el Espíritu orquestó una colaboración maravillosa que me recordó la película «La gran noche del pop», en la que artistas aparentemente diferentes se unen con el propósito de extender amor a través de una canción.


Ese día, María del Mar, Tatiana, Claudia, Catalina, Lorena y cada una de las 32 personas que asistieron al encuentro tuvimos un papel que desempeñar en el plan del Espíritu para componer la canción del perdón que brindaría sanación a la mente.


Él tenía la canción escrita, pero al principio no sabía cuál era el papel que yo iba a desempeñar ni cómo se iba a desenvolver el día.


Al principio me sentí como Bob Dylan, quien durante la grabación de la canción «We are the world» sentía que tenía una manera de cantar diferente a la de sus colegas. De similar manera, yo no sabía cómo haría para poder unirme al ritmo de Maria del Mar.


Sin embargo, al principio de la charla, mientras me encontraba en profunda oración, mi corazón comenzó a palpitar muy fuerte y sentí que ahí estaba el Espíritu diciéndome: «es tu momento de hablar». Luego, cada vez que se hacía un espacio, sentía con claridad cuál era el momento en que yo debía intervenir de la manera que a mí me era natural. Él me dijo cuándo debía cantar y qué debía cantar.


La experiencia de ser usada reforzó un mensaje de Un curso de milagros que recibí al inicio de ese día:


∼♥∼

«El perdón es tranquilo y sosegado. No hace nada, solo observa, espera y no juzga».

∼♥∼


Lo sentí muy profundo porque pude reconocer que con este mensaje el Espíritu me estaba haciendo una invitación a mantenerme en oración, a compartir desde mi corazón, y a permitir que el día simplemente se desenvolviera por su cuenta. Me estaba invitando a permitir que todo sea como es y a reconocer que me es imposible juzgar.  


Me estaba invitando a aceptar que no puedo ser consciente de una gama inconcebiblemente vasta de cosas pasadas, presentes y por venir, que no puedo conocer los efectos sobre todas las personas y acontecimientos involucrados en ellos y que no puedo estar segura de que mi percepción no está distorsionada. Al reconocer esto puedo permitir que el Espíritu juzgue por mí. 


Todas las cosas obran conjuntamente para el bien. En esto no hay excepciones, salvo a juicio del ego.


Al final del retiro terminé bailando. Pude sentir mucha alegría y hasta logré reírme de la idea de que yo tengo que saber algo. ¡Qué dicha hay en no saber!



Marina y participantes

∼♥∼


Tercera lección: Enseñar es demostrar 


Durante mi estadía en Bogotá fui a ver los capítulos 5 y 6 de la serie «Los elegidos», que en su cuarta temporada se estaba presentando en las salas de cine. Y hubo una escena que quedó grabada en mi mente y corazón. 


En esta escena nuevamente está la madre María hablando con Jesús. Él le cuenta que está frustrado porque los apóstoles no entienden sus enseñanzas y ella le pregunta: ¿Qué es lo que se requerirá para que te entiendan? Jesús no contestó, pero un pensamiento llegó con mucha fuerza a mi mente: ¡Una demostración! ¡Se necesita una demostración!


Sentí que Jesús, presente en mi corazón diciéndome: «Estoy contigo en cada situación, gracias por permitirte ser una demostración. Te estoy guiando momento a momento. Es tu actitud la que enseña y no es necesario que “otros” entiendan las palabras que compartes».


Una vez más sentí con mucha claridad que solo soy responsable de mi estado mental; de orar, perdonar y permitir que el amor de Dios aflore en mi corazón. 


¡Que mi vida entera sea una demostración del camino del perdón, en donde el único propósito que se le da al mundo es sanar la mente y ser un reflejo del amor de Dios! 



Cuarta lección: El amor de Dios me rodea



Marina y participantes


El último evento que tuve en Bogotá fue un encuentro con estudiantes de Un curso de milagros en el que pude sentir que mi corazón se abrió de par en par.


¡Y este fue el evento menos planeado! Solo tuve que llegar, orar y permitir que el Espíritu Santo hablará a través de mí.


Se sintió muy milagroso, como si todos estuviéramos flotando. Hubo risas y lágrimas a medida que contaba anécdotas de la vida de Marina y compartía pensamientos de amor. Parecía que estábamos viendo una película juntos.


Al final fue hermoso porque las personas que asistieron me dijeron que habían sentido sanación en su mente y mucha comprensión.


Y yo solo pude decir en mi corazón: «¡Gracias Jesús, necesitaba esa gentileza y ese amor! ¡La oración es ciertamente el vehículo de los milagros!».


∼♥∼


Muchas gracias por leerme. Si estas palabras resuenan en tu corazón y sientes el anhelo de experimentar milagros y ser parte de esta aventura orquestada por Jesús, te invito a participar en alguna de las actividades que han sido organizadas (Consulta los eventos programados en este enlace).

 

También puedes contactarme a través de mi perfil en Facebook (marincolombo), en caso de que desees proponer alguna actividad adicional, compartir un almuerzo, un café o simplemente una llamada. También estoy abierta a recibir invitaciones de hospedaje u otras formas de apoyo.


Bendiciones de amor.

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